Oratorio de Santa Cita

La historia

La compañía de las SS. Rosario de Santa Cita fue fundada en 1570 después de la ruptura con la compañía del mismo nombre con sede en San Domenico e inauguró su propio oratorio en 1686. La compañía, una de las más ricas y de mayor prestigio, obligados a un comportamiento estricto protocolo, se dedica a obras de caridad y el perdón de los pecados a través de formas de indulgencia.

Giacomo Serpotta

El Oratorio de Santa CITA jugando en un modelo de la oratoria como un lugar de reunión y de culto, con la función litúrgica y sociales y con el fuerte contraste entre el exterior arquitectónico muy modesta y muy bien decorada por dentro.
Se accede al sitio a través de un pequeño portal coronado por un escudo que a través de una escalera de mármol que conduce a la terraza de baldosas pasado por alto por dos portales de mármol de finales del siglo XVI. Una gran antioratorio aula conduce oratorio, espléndida procesión en el elegante estuco barroco inteligentemente elaborado e implementado por GIACOMO SERPOTTA, encargado entre 1685 y 1690 para embellecer todo el entorno eclesiástico con una iconografía basada en los exempla de los misterios y las Virtudes. La sala rectangular tiene las características de identificación del espacio litúrgico y en la reunión de los mismos accionistas: el asiento de los Superiores entre las dos puertas, el altar en el suelo del presbiterio y bancos de madera de ébano con incrustaciones de nácar en las paredes largas de las cuales se sentaban los confrati para asistir a las ceremonias religiosas y reuniones. En las paredes laterales de un lazo de plástico refinado, que consiste en putti estatuas alegóricas y teatros, ilustra el misterios gozosos y dolorosos. En el mostrador de los Misterios Gloriosos.

El episodio central del oratorio, realizado en el centro de la barra para el ábside, es la histórica Batalla de Lepanto en la que la flota cristiana, protegido por la Virgen del Rosario, gana contra los turcos. La capilla mayor cuadrangular cuenca fue decorado por Serpotta entre 1717 y 1718: la intervención se considere necesario para mejorar la magnífica pintura de la Virgen del Rosario pintado por CARLO MARATTA en 1695 y colocado en el altar.


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